EL TESORO DE TOMARES EN SEVILLA
El Tesoro de Tomares de sus monedas romanas entre los 10 hallazgos arqueológicos mundiales del 2016 para National Geographic
Hay culturas y civilizaciones que pasan por un territorio como una tormenta de verano. por un territorio como una tormenta de verano. Y las únicas huellas que tenemos de ellos son crónicas que han quedado en la historia.
Otras, sin embargo, como el caso de Roma, vinieron para quedarse, y compartimos con ella desde nuestra lengua, nuestras festividades, nuestro ADN, nuestro gusto por el vino y el aceite de oliva, y muchas mas cosas.
Es cierto, que hay muchos vestigios de la cultura romana, pero pocos son si tenemos en cuenta que gobernaron nuestro país durante aproximadamente 700 años, realizaron las mayores infraestructuras, acometieron verdaderas obras maestras de la ingeniería, realizaron todo un plan de comunicaciones, y transformaron la primitiva industria agraria preexistente.
Y como vengo diciendo en varios artículos, la arqueología en Andalucía es mas Casualidad de la Arqueología que otra cosa, y buena prueba de ello es que cada vez que se mete una piqueta o se amplia una vivienda, o las obras del metro, salen a la luz esas partes enterradas de nuestra Historia. En este caso, ni mas ni menos que un increíble tesoro en Tomares en monedas romanas de curso legal ( de la época, se entiende)
EL TESORO DE TOMARES UN DESCUBRIMIENTO CASUAL
Era abril de 2016 cuando en el Parque del Olivar del Zaudín, en la localidad sevillana de Tomares, se acometían unas obras para la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Y en ese movimiento tan espectacular para la Arqueología, en el que una pala excavadora se topa con algo que no es lo que se esperaba, aparecen 19 ánforas cargadas de monedas romanas de los siglos III y IV.
Ni mas ni menos, que 600 kilos de moneda romanas y un total de piezas de bronce acuñadas de mas de 53.000.
En muchas ocasiones no podemos ponerle precio a un hallazgo arqueológico, pero en este caso, y por tratarse de numismática, y además llegar a los juzgados el asunto, se valoró el total, en más de medio millón de euros.
Poco sabemos de quien fue su dueño, ni de quien lo enterró. Sabemos que si fue ocultado a posta en el siglo IV como muy pronto. Sería interesante saber que motivos llevaron a esconder esta fortuna. ¿Sería el botín de algún caudillo?, ¿el pago de algunas soldadas en un momento en el que el Imperio empezaba a dar síntomas de debilidad? O simplemente ¿se quería ocultar para no declararlo al Fisco romano? Desde luego, lo mas peculiar del descubrimiento, no es el numero de monedas enterradas, sino el envase donde las enterraron, en ánforas, que no era habitual que se usasen para guardar dinero.
Lo que si tenemos claro, es que como hallazgo arqueológico a nivel mundial, el Tesoro de Tomares puede englobarse entre los mas importantes por el número de piezas encontradas y la homogeneidad de las mismas.
Hay muchas causas por las que el dinero pudo ser escondido, no en vano el siglo IV va a sentar las bases para reafirmar determinados factores que sin duda tuvieron que ver con la caída posterior del Imperio. Es el siglo donde el cristianismo se reafirma como la religión oficial del Imperio, también aquel en el cual los vastos dominios acumulados por los diferentes gobernantes romanos se van a separar en los dos imperios: Oriente y Occidente. Y es el siglo en que las tribus de Europa occidental empiezan a afirmarse como verdaderos clanes guerreros, y dignos sucesores de los romanos en la administración tanto civil como militar del imperio. En fin, un siglo que si bien no fue tan convulso que como que le sigue, lo cierto es que no faltaron motivos para guardar los fondos monetarios a buen recaudo del vaivén de los tiempos.
Ni sería el primero, ni serán los últimos en dar al subsuelo hispano verdaderas joyas históricas con las que hemos llegado a aprehender algunos trozos perdidos de nuestra Historia.
HISTORIA DE TOMARES EN SEVILLA
Se han encontrado huellas palpables de ocupación en la Edad de Bronce en la zona de Santa Eufemia y se sabe también que esta zona fue una pequeña «villae» romana. Durante la época de dominación musulmana, nuestro pueblo, que pertenecía al distrito del «Axarafe» de «Historial-Faray», se articulaba en varias alquerías.
Durante el reinado de Alfonso X El Sabio, tras la expulsión de los árabes, la población musulmana desaparece prácticamente del Aljarafe. La reconquista cristiana deja esta zona como un campo disponible para la repoblación. El reparto de tierras, del que se beneficiaron numerosos repobladores procedentes de Castilla, León, Asturias, Galicia y Cataluña, poco a poco fue devolviendo al Aljarafe su fisonomía demográfica, su ajetreo agrícola y su tráfico económico.
A primeros del siglo XV, el realengo poseía la mayoría de las tierras de la comarca, al ser una zona predilecta para la expansión del régimen señorial. El resto se lo repartían los señoríos eclesiásticos. Consta que, en esas fechas, o algo posteriores, la villa estuvo vinculada a Francisco Orozco, primer marqués de Saudín y Vizconde de Tomares.
Es a final del s. XV cuando Tomares aparece por primera vez en la relación de los municipios aljarafeños. Gaspar de Guzmán, III Conde-Duque de Olivares, consigue lo que sus antepasados no lograron, en 1627 anexiona a sus posesiones junto a otras tierras del aljarafe, al término de Tomares. Tras la muerte de uno de los sucesores del Conde-Duque, Gaspar de Haro, las tierras de Tomares pasan a la Casa Ducal de Alba y, en una menos proporción, a la Iglesia.
El 21 de mayo de 1881 el Gobierno Civil de Sevilla aprueba la separación de Tomares y San Juan de Aznalfarache, que habían estado unidos desde época musulmana, constituyéndose como municipios independientes.
Después del proceso desamortizador de Madoz (1885), el señorío de la capital sevillana se hace con el control de gran parte de la propiedad del suelo aljarafeño. Las Haciendas empiezan a cobrar protagonismo no sólo como caserío de olivar, sino también como lugar de residencia temporal de la burguesía agraria sevillana, que poco a poco va consolidando su poder territorial y político. Mientras tanto, la mayoría de la población trabaja en el campo y en las pequeñas manufacturas. El casco urbano de Tomares surge principalmente de la confluencia de tres de estas haciendas: la de Montefuerte, la de Santa Ana y la de Zaudín Alto.
El origen de su nombre Tomares
Si bien el topónimo de «Tomares» no tiene un origen cierto, hay teorías que apuntan a que dicho vocablo proviene del nombre árabe «Tomar», que quiere decir «enterramiento», quizás porque en esta zona se dice que fue enterrado un santón árabe, «Abuyahya» en una mezquita. Otras fuentes defienden que su origen es el vocablo hebreo «Tomaret», o que sería la ciudad a la que Plinio llama Tema o Toma, que parece ser que estaba situada en esta zona.
Tomares y sus fuentes
Históricamente Tomares ha sido muy rica en aguas naturales, siendo muy famosas sus fuentes. Aunque hoy se sabe que estas aguas no son lo suficientemente buenas para su consumo humano, antiguamente en épocas de sequía, los vecinos del entorno y de Sevilla se acercaban a Tomares a suministrarse de sus manantiales. A finales de 1850, el empresario trianero Juan Govantes y Valdivia, que poseía una fábrica de tuberías de plomo, ideó llevar las aguas de Tomares hasta su barrio de Triana, concretamente hasta la «Casa de las Aguas» en la calle Betis. Mucha población, que hasta entonces se había estado abasteciendo el agua del río Guadalquivir, empezó a consumir agua de Tomares. Esta tubería dejó de funcionar cuando construyeron la dársena del Guadalquivir.
Parque Olivar del Zaudín de Tomares
El Parque Olivar del Zaudín de Tomares ha nacido para convertirse en el gran pulmón verde del Aljarafe. Se ha desarrollado una guía verde que contiene información sobre la flora y fauna presente en el parque Olivar del Zaudín, que permite a los ciudadanos disfrutar de un contacto más directo con la naturaleza y con mayor información del entorno.
Las Haciendas
Tomares se articula alrededor de su principal patrimonio cultural, artístico y arquitectónico, sus Haciendas. La Hacienda, sucesora en el tiempo de la alquería, es la típica construcción del Alto Aljarafe sevillano. Destinada al cultivo y explotación de olivos, proliferó durante los siglos XVII y XVIII. La más emblemática, Santa Ana, ha sido recientemente rehabilitada por el Ayuntamiento, a fin de garantizar su conservación y revitalizar la actividad económica y social dentro del centro histórico del municipio. También han sido restauradas las Caballerizas de la Hacienda de Montefuerte.
Deja tu comentario