El Museo de Almería
Uno de los exponentes mas claros que tenemos en Andalucía, es el Museo de Almería. Un lugar donde conviven diferentes eras y momentos del hombre. Y es por eso por lo que hoy vamos a proponer una visita a esta institución donde se exponen objetos, quizás cotidianos, pero que aportan al visitante un gran valor en la comprensión de las actividades mas cotidianas de la época a la que nos referimos.
1.COLGANTE AMULETO
Lo que parece a todas luces un ídolo totémico, que seguramente actuaría como talismán protector para aquella persona que lo llevase colgado.
Esta pieza, una de las mas antiguas de los fondos del Museo, se data en el tercer milenio antes de Cristo, y está asociada a la Cultura de los Millares.
Por sus rasgos poco expresivos, y por la falta de definición no sabemos si hace referencia a una figura antropomorfa, a algún tipo de animal, o a una mezcla imaginaria de ambos. Lo que si es cierto, es que nuestros antepasados se sentían mas cómodos con este amuleto colgado del cuello, que nunca se sabe
2. PEBETERO
Conforme la sociedad evoluciona, los ritos se hacen mas sofisticados. Ya no vale con colgarse un trozo de arcilla con algún motivo tribal. Y si encima, esa sofisticación llega de oriente, pues nos encontramos con obras de arte que no solo se destacan por su buena factura, sino además por su simbología mitológica.
Es el caso de este pebetero con la efigie de la Diosa Tanit, también llamada Atarté por los fenicios. Y nos referimos, nada mas ni menos, que a la propia patrona de Cartago. La diosa de la sexualidad, de la guerra, de la luna y de la fertilidad.
En el simbolismo de este artefacto que debió de usarse con fines religiosos, pues aparece en el templo dedicado a la Diosa, en el yacimiento hallado en Cuevas de Almanzora, se ven claramente las palomas sobre su cabeza, y el creciente lunar en su pecho, dos de los atributos propios de la Diosa.
Por tanto una pieza histórica que además, atestigua el paso de la cultura púnica en la zona de referencia, y que nos habla de las costumbres religiosas de estos visitantes que llegaron a la península en el siglo V antes de nuestra era.
3. – PEINE
Pero no solo los cartagineses habitaban estos pagos en aquellos años. Al fin y al cabo, ellos no eran mas que un pueblo con ínfulas imperialistas ávidos de controlar el Mediterráneo Oriental, disputándoselo a griegos y romanos, que llegaron a nuestras costas como visitantes y protagonistas de una aventura, que terminaría años mas tarde, con la caída de Aníbal.
En Hispania, ya estaban los oriundos y nativos de la tierra, en este caso y coetáneos de los púnicos, los iberos. Pueblo (o mas bien, conjunto de pueblos y tribus) que habitaron de forma principal el sur y el este peninsular. Y que si hacemos caso al artefacto que se exhibe, se distinguía además por la coquetería sublimada de sus mujeres. No olvidemos a las Damas de Elche, o de Baza.
Prueba de ello es este peine de marfil, datado entre los siglos IV y II antes de Cristo, con profusión de detalles geométricos, e infinitamente mas historiados que los que usamos hoy en día. Y no es de extrañar si recordamos fugazmente los peinados y tocados de nuestras féminas iberas, que aun dejan vislumbrar parte de su complejidad en sus herederas levantinas, cuando se visten de falleras.
4. – ESCULTURA DE DIONYSOS
De todos es sabido, que los cartagineses salieron de Hispania con el rabo entre las piernas, ante el acoso y derribo al que las legiones romanas les sometieron. Y ya que estaban aquí, los latinos, se dejaron embargar por el clima y la belleza de sus paisajes y gentes, que decidieron (como suelen hacer todo romano que se precie) quedarse con todo, iberos e iberas incluidos.
Y si bien, la romanización de Hispania no fue precisamente un ejercicio de diplomacia, educación y buenos modales, si es cierto que aportaron a la península una unidad que no existía, y una riqueza económica y cultural que no se había observado mas que en enclaves muy concretos de los primigenios reinos iberos, como el caso por ejemplo de Tartessos.
Prueba de ello, son las miles de esculturas que han aparecido a lo largo y ancho de nuestra geografía peninsular, y entre ellas, esta representación del mito báquico de Dionysos realizada en mármol blanco y datada en época alto imperial.
Sin mas datos técnico que aportar, se puede observar la armonía del conjunto y esa capacidad de los artistas clásicos de llevar la anatomía humana hasta sus más ínfimos detalles a un trozo de piedra de cantera.
5. CANDIL DE CUATRO MECHEROS
Roma dejó un importante legado cultural y científico que fueron aprovechados por culturas posteriores.
Tal podríamos pensar de este candil que se expone en el Museo, cuyo origen romano podría estar fuera de toda duda. Teniendo en cuenta que estos artilugios, con base en el aceite, eran el modo habitual de iluminación en el Imperio, y casi durante toda su extensión temporal, serán miles de ejemplos los que hayamos podido ver.
Pero el que tenemos aquí, tiene unas formas sospechosamente orientalizantes, con esos orificios almendrados y esas formas curvilíneas. Y ciertamente no es de factura romana, ya que procede de Pechina, la antigua República de Bayyana (uno de esos temas tan fascinantes que abordaremos en próximos artículos), entidad política de índole corsaria, asentada en el emirato y mas tarde en el Califato, pero que mantuvo su autonomía política de ambos.
Este artefacto de época califal, realizado en arcilla, es por tanto uno de los enseres mas normales que puedan hallarse pero que sin embargo nos dice mucho de como se iluminaban nuestros antepasados, en las largas noches de invierno.
Fotos Museo de Almería
Deja tu comentario